Se desarrolló en IRAM una Reunión de estudio de normas y un workshop sobre el tema de etiquetado ambiental
Cada vez más, los consumidores se interesan por llevar a la práctica un consumo sostenible. Las empresas, por su parte, reconocen la importancia de comunicar las ventajas ambientales de sus productos a través de identificaciones, leyendas, hojas de producto, etc., que garanticen un menor impacto ambiental. Entrevistamos a las distintas partes involucradas para comprender esta tendencia en alza.
En los últimos años se comenzó a advertir una mayor sensibilidad y demanda de información por parte de los consumidores acerca de las características ambientales de los productos y servicios que adquieren; la sociedad busca ejercer cada vez más un consumo sostenible.
En línea con esta situación, en el caso de las empresas fabricantes y proveedoras de productos también se observa la necesidad de dar a conocer al mercado las ventajas ambientales de sus productos a través de identificaciones que reconozcan y garanticen un menor impacto medioambiental.
Las etiquetas ecológicas y las declaraciones ambientales son una herramienta de gestión ambiental, que se estudia en el marco del ISO/TC207/SC3 (Etiquetado Ambiental). El etiquetado tipo I se refiere a programas de etiquetado ambiental. Las etiquetas tipo II son las autodeclaraciones ambientales, las que comunica la propia empresa, que son sencillas de reconocer, como por ejemplo la de reciclado que se incluye en gran parte de los productos de papel o plástico. Las de tipo III son declaraciones que se basan en el análisis de ciclo de vida; ofrecen una gran cantidad de información y fueron pensadas para comunicación entre negocios (B to B), no para el consumidor.
La reunión que se realizó en IRAM del ISO/TC207/SC3 abordó la temática de la comunicación ambiental (comunicación de huella de carbono, huella del agua, huella ambiental, entre otras) y el desarrollo de reglas de categoría de productos (PCR). A este respecto, en diálogo con IRAM el Jefe de Normalización del Instituto Colombiano de Normas Técnicas y Certificación (Icontec Internacional), Ing. Daniel Trillos, señaló: “En el caso de la huella de carbono suele ser más sencillo de comunicar, un producto puede brindar un cierto valor sobre la generación de gases de efecto invernadero, pero en el caso de la huella de agua es más complejo porque los indicadores a tener en cuenta son muchos. Por eso, es más difícil encontrar la mejor forma de comunicarlo al consumidor”.
Por su parte, respecto de las etiquetas de tipo III, el especialista explicó que su creciente demanda se advierte sobre todo en el sector de materiales de construcción: “esto se debe a que el constructor de una edificación está más informado que el consumidor final de una vivienda y por eso la requiere”, explicó Trillos.
En relación con ese tipo de etiquetado, durante el workshop dialogamos también con Silvina López Planté, Jefa de asistencia Técnica Comercial de ISOVER Saint-Gobain, quien ofreció la charla “Las primeras declaraciones ambientales de productos en la región”. Su testimonio fue de vital importancia ya que se trata del primer caso argentino de declaraciones ambientales de producto.
Así, la compañía se propuso realizar un análisis de ciclo de vida de las lanas de vidrio que producen: “Desde ISOVER llevamos a cabo una declaración ambiental de producto, que tiene una validez de tres años y que hemos certificado, para lo referido a lanas de vidrio que consistió en demostrar el impacto ambiental que se genera en cada etapa de su ciclo de vida: materias primas, fabricación, transporte, construcción, uso y fin de su vida útil. Esto nos permitió ordenarnos internamente y hacia afuera compararnos con la competencia”, indicó López Planté.
Otro de los oradores del workshop fue Pablo Arenas, investigador del Conicet y Director del Grupo Cliope, Energía, Ambiente y Desarrollo Sustentable perteneciente a la Facultad Regional de Mendoza de la Universidad Tecnológica Nacional, quien brindó la charla “Del análisis de ciclo de vida a la declaración ambiental de productos”.
“Nuestro país refleja lo que ocurre en otros países, aunque con cierto retraso. Hay un interés creciente, como ha sido demostrado en el workshop organizado por IRAM, pero al mismo tiempo hay un gran desconocimiento: pocos son quienes conocen los distintos tipos de ecoetiquetados, sus usos, y las cuestiones metodológicas que subyacen. La demanda va a seguir subiendo, en gran parte motorizados por mercados externos, aunque con algunas iniciativas internas, muchas veces de filiales de compañías internacionales”, reflexionó.
Y coincidió con Trillos: “El sector que está mostrando mayor demanda, tanto aquí como en otros países de la región, es el de la construcción. Los esquemas de certificación de edificios (como LEED), están motorizando el sector, al sumar valor a la puntuación del edificio cuando este incluye productos que poseen una Declaración ambiental de producto”.